El Gobierno español podría bajar el precio de la luz si quisiera, y él mismo lo reconoce

El Gobierno español podría bajar el precio de la luz si quisiera, y él mismo lo reconoce
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Hoy, el día más frío del año, el precio de la electricidad alcanzará un precio que no veíamos desde hace mucho tiempo: más de 90 euros el MWh. No es un hecho aislado, la energía que estamos pagando ahora es un 6% más cara que la de diciembre y un 30% más caro que enero del año pasado.

Lo que vivimos ahora es la "tormenta energética perfecta": la escasez de energías renovables, el encarecimiento del crudo, la ola de frío y los problemas de un mercado energético demasiado débil. Pero eso no quiere decir que ésta situación sea inevitable. El Gobierno tiene los instrumentos para bajar el precio de la luz y, de hecho, él mismo lo reconoce: fomentando el autoconsumo.

¿Cómo se determina el precio de la luz?

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El recibo de la luz se compone de tres grandes bloques. Un 40% son peajes (podríamos llamarles 'costes fijos': seguro, alquileres, etc...), un 25% son los impuestos (fundamentalmente el IVA y el especial de la electricidad) y el 35% restante es el "precio real" de la energía. Sólo el 35%.

Ese precio se fija en una gran subasta a la que van los productores, los comercializadores y algunos grandes minoristas. En la subasta, se ordenan los distintos productores de más baratos a más caros. Así hay dos grandes tipos de energía: la barata (nuclear y renovables) y la cara (carbón, ciclos combinados, etc...).

Una vez ordenados, van entrando en la subasta de menor a mayor hasta que ya no hace falta más energía. El precio que reciben todos los productores lo marca el último megavatio hora en entrar en la subasta. Es el "por mí y por todos mis compañeros" de la industria energética.

Sube, sube y sube

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En los últimos meses tres grandes factores han hecho que el precio de la luz esté por las nubes: la escasez de energías renovables, la subida de los precios del petróleo y un diseño institucional incapaz de contener el precio de la energía.

Sin lluvia, ni viento, la energía renovable solo ha podido cubrir un 30% de las necesidades energéticas totales. Muy lejos del 55% que cubrió en mayo del 2016. Esto ha hecho que tengamos que recurrir (más de lo normal) al petróleo y al carbón.

Pero como los problemas nunca vienen solos: el precio del petróleo también ha subido. No sólo porque la ola de frío está afectando a todo el continente (y, por tanto, a la demanda de petróleo), sino porque ciertos problemas climáticos y de seguridad han hecho que Francia paralice buena parte de su parque nuclear.

Un mercado con problemas estructurales

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Hasta 2014, el precio de la energía se fijaba en una subasta trimestral conocida como CESUR. Como lo que se fijaba era el precio para los siguientes tres meses, a menudo la factura era mucho mayor que el precio real.

La subasta de 2013 fue tan desorbitada que el Gobierno se vio obligado a cambiar el sistema por uno con menos incertidumbre. Cuatro años después, está claro que la reforma fue un fracaso. Ahora mismo los precios están en niveles parecidos al escandaloso CESUR de 2013.

Ante todo esto, la respuesta de Álvaro Nadal, el nuevo ministro de energía, ha sido que "no pueden cambiar el sistema". Según explicaba el viernes, el diseño de la gran subasta eléctrica "viene muy medido por la Unión Europea" y eso limita la acción del ejecutivo.

El Gobierno sabe cómo reducir el precio

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La respuesta del Ministerio de Energía es razonable, pero no es exacta. De forma independiente a las posibles reformas del mercado energético, hay una cosa que se puede hacer para que baje el precio de la luz: fomentar el autoconsumo.

Y no lo decimos nosotros, lo dice la propia Secretaría de Estado de Energía en un informe de octubre de 2016. En él, el Gobierno se mostraba desfavorable a impulsar medidas de "fomento del autoconsumo eléctrico" porque eso "tendría un impacto presupuestario por una menor recaudación tributaria".

O, dicho de otra forma, el autoconsumo disminuiría la demanda energética y eso, además de bajar el precio general de la electricidad, haría que el Estado ingresara 235 millones de euros menos en impuestos. Según sus estimaciones, por cada 2% de energía que pasara al autoconsumo, el precio bajaría al menos un euro por MWh.

Hay cosas por hacer

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De hecho, el Gobierno no solo no ha creado medidas de fomento del autoconsumo sino que ha hecho todo lo posible para frenar la adopción de este tipo de tecnologías. Al menos desde octubre de 2015 cuando aprobó el conocido como "impuesto al sol". Un impuesto que, en sentido estricto, no existe porque no ha sido desarrollado, pero que en cualquier momento podría empezar a cobrarse y desincentiva las inversiones.

Como vemos, efectivamente, el incremento de los precios se debe a ciertos factores incontrolables (la lluvia, el viento, el precio del crudo), pero no es cierto que el Gobierno no pueda hacer nada. Al contrario. Si hay algo que podemos tener muy muy claro es que, con la energía solar en mínimos históricos, todo lo que dificulte la transición energética es parte del problema.

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