EE.UU. no está vetando a los músicos. Sólo está dificultando su acceso hasta máximos pesadillescos

EE.UU. no está vetando a los músicos. Sólo está dificultando su acceso hasta máximos pesadillescos
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¿Qué está pasando con las visas a Estados Unidos? ¿Cómo puede ser que Gunsal Moreno, más conocido como el músico beGun, haya contado ayer en su Facebook que ha pasado cuatro días preso e incomunicado en una cárcel estadounidense sólo por un “pequeño problema” con su visado? ¿Tan peligrosos son Medina Azahara o Yung Beef para que tampoco puedan entrar al país? ¿Tan mal está la América de Trump?

Como con tantas cosas de la historia reciente del país de la libertad, hay que acudir a los atentados del 11-S para entender el nuevo paradigma. Desde entonces tanto los departamentos de Seguridad Nacional como de Inmigración han puesto una serie de límites y dificultades a la circulación de pasajeros con dos consecuencias inmediatas: una mayor arbitrariedad e inseguridad a la hora de quién entra y quién no al país… y la consecuente bajada de un 25% las solicitudes de visados para trabajar en la nación.

Ojo con las visas: si eres un músico no-millonario, todo son riesgos

Si eres un artista que va a hacer un par de bolos en Estados Unidos y no vas a ganar con ellos demasiado dinero, tienes dos caminos. El primero, si estás entre los 38 países con acuerdos con EE.UU, solicitar la ESTA e ir de extranjis como turista cuando vas a trabajar. Si no formas parte de esa élite, normalmente bastaba con pedir la visa B-1, “diseñada para viajes de negocios temporales”. El problema es qué se interpreta como “negocio temporal”, y las directrices actuales de las aduanas consideran que “actuar frente a una audiencia”, aunque sea sin ánimo de lucro, no es un negocio temporal.

Así que, en resumen, si quieres ser totalmente legal tienes que solicitar una performance visa o P visa. Mientras la B-1 cuesta unos 165 dólares, esta otra son 325 dólares por persona, y dado que puede tardar meses en expedirse, si quieres agilizar el proceso tendrías que pagar 1.225 dólares. Así, que, si eres un músico no demasiado importante y un local o festival te invita a tocar que el mes que viene por 1.000 dólares la actuación, ¿qué harías?

De la tolerancia del pequeño fraude a la rigurosidad administrativa

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He ahí el problema y la razón por la que el festival SXSW, donde se promociona a artistas emergentes, se vio envuelto en una polémica reciente:

Hasta ahora era normal que estas pequeñas trampas burocráticas colaran y que los músicos viajaran diciéndoles a los de aduanas, por ejemplo, que entraban al país para “hacer una audición”. La inmensa mayoría de agentes les creían o hacían la vista gorda, los músicos se promocionaban en este festival cobrando sólo la manutención y luego las bandas se las apañaban con los otros conciertos apalabrados en otros sitios para cobrar en negro.

Pero desde hace un tiempo, cuando alguien dice “soy artista” en las aduanas, se está encontrando con más bloqueos por parte de los agentes. Esto causó que el SXSW cambiara su modelo de contrato para algunas bandas y escribiera en su reglamento de participación de los artistas invitados desde el extranjero una serie de condiciones más duras que permitía al festival desvincularse de repercusiones negativas si los músicos no cumplían a rajatabla las normas de inmigración. Básicamente les dejaba más indefensos.

Y así ha pasado, más de una decena de bandas tuvieron que cancelar sus conciertos para la última edición del festival de Austin porque las oficinas de inmigración les denegaban sus visados, los ESTA o los B-1, ya que se considera que tendrían que haber solicitado una visa de trabajo, algo especialmente difícil para los músicos que tienen irregulares actuaciones. Se ha visto incluso casos de artistas camino de los festivales siendo retenidos en centros de detención durante días antes de ser deportados, una experiencia pareja a la que narró beGun ayer en las redes.

Los responsables del SXSW, a raíz de la creciente problemática, comentaron a Billboard que esas denegaciones de entrada no son el resultado de un cambio en la política del Departamento de Estado, sino que depende de la arbitrariedad del agente con el que te topes.

Cuando tu trabajo depende de si te topas con “Míster América”

La cosa se complica porque se cree que algunos oficiales podrían estar ahora interpretando sus actuaciones en base a la postura intrínseca de la administración Trump sobre la inmigración. Aunque los jueces hayan bloqueado las restricciones de movimiento que decretó la Casa Blanca, cabe la posibilidad de que los afines al sentimiento de Trump hayan visto el cambio de Presidente como la ocasión para ser más estrictos en los controles.

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Es decir, viajar por las hemerotecas es encontrarse, desde 2001, con varios problemas de aduanas de este tipo. Sin ir más lejos, en 2012 Pitingo tuvo que cancelar su debut en Nueva York en un concierto con unas ganancias previstas de 25.000 dólares por un error con su visado. Y casos como el de Medina Azahara complica la visión de los hechos, ya que lo suyo no ha sido una denegación por temas de trabajo, sino porque uno de sus miembros al rellenar la ESTA marcó mal una de las casillas.

Pero sí hay una tendencia general de un aumento de la inseguridad derivada del nuevo clima político sobre la inmigración. BeGun lo ha reconocido, iba al país a cobrar por una actuación mil dólares en negro mientras había dicho que iba de visita. El problema es cuando el descubrimiento de una estafa que aún no has cometido (porque aún no has entrado al país y realizado tu actuación) provoque que te metan en la cárcel y te mantengan incomunicado con el exterior.

Resuenan las palabras de Moreno: “mucho cuidado con los Estados Unidos”. Una advertencia de la que los artistas extranjeros tomarán nota y que, parece, puede derivar en un mayor asedio cultural del país. Algo que sería lógico: a fin de cuentas, el proteccionismo era uno de los valores de esa América que quiere ser Grande de Nuevo.

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