Seleccionaremos a 20 sudafricanos que vivan en zonas rurales y durante dos semanas les atiborraremos a hamburguesas, perritos calientes y patatas fritas. Habremos de ser cuidadosos porque necesitamos que consuman grasas y proteínas en abundancia, pero casi nada de fibra. El musical.
Ese era el plan que Stephen O’Keefe, un profesor de la Universidad de Pittsburgh, llevó a cabo hace unos años. Seleccionó a 20 personas que vivían en las zonas rurales de Sudáfrica, a 20 afroamericanos amantes de la comida rápida y les intercambió las dietas. Los resultados dan ganas de almorzar ensalada.
Somos lo que comemos
Dos semanas hicieron falta para que los biomarcadores del riesgo de cáncer de colon de los campesinos sudafricanos sufrieran cambios “notables”. A peor, vaya. Y a la inversa: tras dos semanas de una dieta rica en fibra y baja en grasa los biomarcadores se redujeron en la veintena de norteamericanos.
No fue un estudio gratuito. Los afroamericanos (de EEUU) tienen una tasa de cáncer de colon 13 veces mayor que los sudafricanos rurales. Los trabajos preliminares sugerían que tenía que ver con la dieta baja en fibra y alta en proteínas y grasa animal propia de Estados Unidos. Pero no estaba claro de cómo de rápido podía afectar la dieta a este tipo de riesgo.
No hace falta decir que el estudio era diminuto y la metodología era “de andar por casa”, pero los resultados son tan visuales que, al leerlo, no me he podido a resistir. En realidad, el estudio es interesante por lo que coincide con el resto de la bibliografía disponible. El consenso actual señala que hasta un tercio de los casos de cáncer intestinal podrían deberse a las características de la dieta. Además, existen estudios más recientes que señalan un efecto similar.
Es un fenómeno digno de estudiar. El hecho de que la dieta tenga un impacto tan rápido en los biomarcadores nos da claves para entender mejor la enfermedad y la terapéutica. Sea como sea, estudios como estos nos deben llevar a reflexionar sobre el papel de la dieta en el conjunto de la salud: cada vez está más claro que somos lo que comemos.
