¿Qué preferirías para hacerte donante: una camiseta de regalo o un SMS al salvar una vida? En Suecia lo tienen claro

¿Qué preferirías para hacerte donante: una camiseta de regalo o un SMS al salvar una vida? En Suecia lo tienen claro
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Las donaciones de sangre salvan vidas. Suecia quiere que sus donantes tengan claro cuántas y cuándo, con un sistema que comunica a los donantes cuándo se usa su sangre, vía SMS. Se trata de una forma de agradecer a los participantes, y demostrarle que su acto altruista tiene un resultado inmediato.

No es el único país que comunica mediante SMS. Algunas comunidades autónomas en España ya agradecen la acción salvavidas -aunque sin tanta exactitud- y varios países europeos recurren al mensaje corto entre donantes registrados cuando hay una urgencia.

Pero el sistema sueco consigue no sólo que el donante sea consciente de que ha salvado una vida. También contribuye a viralizar la donación, cuando los usuarios comparten en redes los pantallazos recibidos.

Un efecto colateral, como declaraba al diario Independent Karolina Blom Wiberg, responsable del servicio de donaciones de Estocolmo:

“el SMS nos da una gran visibilidad en las redes sociales y los medios tradicionales Pero, sobre todo, creemos que hace que nuestros donantes vuelvan a nosotros y donen otra vez”

La Cruz Roja calcula que sólo el 5% de la población es donante altruista, pese a su importancia a la hora de salvar vidas de más maneras de las que te imaginas. Y pese a los casi 300 años que llevamos practicando transfusiones con éxito.

España, por ejemplo, donde la donación de sangre se permite entre los 18 y los 65 años (o hasta los 70 años, con supervisión médica) supera esa cifra, pese a que las donaciones se hayan reducido en los últimos años.

Donación de sangre en España

El SMS está desplazando a viejos incentivos, como regalar camisetas a los donantes o incluso helados. En España se emplea de forma parecida a la del resto de Europa: comunicar a los donantes registrados cuándo hay algún tipo de emergencia o déficit.

También para agradecer a los donantes su labor, y recordarles que su acción salva vidas, aunque no sea con precisión sueca, pero con mensajes que se agradecen igual: saber que has contribuido a ayudar a tres personas, aunque no sea en el momento, es un buen gancho para volver a donar.

SMS de agradecimiento a los donantes de la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, también se realizan acciones vía Internet para concienciar a los donantes de la importancia inmediata de su aportación. Como en este emotivo vídeo con motivo del Día Mundial del Donante de Sangre, donde se puede poner rostro y nombre a las personas que han salvado la vida mediante transfusiones:

Las redes pueden salvar más vidas

No es el único uso positivo del SMS en cuestiones de salud que realiza Suecia. Estocolmo, donde se inició la campaña hace unos tres años, también puso en marcha por esas fechas un servicio adicional dirigido a ciudadanos con conocimiento de primeros auxilios.

Se trata de una red de gente entrenada en reanimación cardiopulmonar (unos 10.000 ciudadanos en Estocolmo), a los que se alerta cuando hay alguien a menos de 500 metros que esté en peligro. Por una sencilla razón: las posibilidades de sobrevivir a un ataque al corazón decaen un 10% por cada minuto que se tarde en recibir atención médica. Los voluntarios pueden mantener con vida al paciente mientras llega la ambulancia (a la que se adelantan en más de la mitad de los casos).

Gracias a servicios así -en combinación con otras actividades-, la supervivencia en estos casos se ha triplicado en los últimos años. Nuestro mundo conectado puede contribuir a salvar vidas. Ya sea con campañas como las de Vinnie Jones para aprender las bases del masaje cardíaco, o con el ejemplo sueco de cómo reaprovechar algo tan obsoleto como el SMS. No hace falta que nos pongamos tan cibernéticos como los japoneses, con salas de donación que cuentan con wifi gratuita, cargadores para el móvil y hasta hologramas:

Tecnología y donar sangre: Japón vuelve a ganar.
Sala de donación de sangre en Akihabara.

Foto: Steve Nagata

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