La batalla legal de un holandés de 69 años para que reconozcan su identidad percibida de persona joven

La batalla legal de un holandés de 69 años para que reconozcan su identidad percibida de persona joven
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Uno puede quitarse años yendo al gimnasio o pasando por el quirófano. O uno puede ir a lo grande, como acaba de hacer Emile Ratelband, un holandés que ha llevado a los tribunales de la ciudad de Arnhem una petición para cambiar su edad legal para que ponga que tiene 20 años menos.

El lifting judicial: “soy un Dios de la juventud”, ha declarado este hombre que, según su DNI, es un anciano. Ahora quiere que el Estado borre el 1949 de su nacimiento para que ponga 1969. Para empezar, su primera preocupación es que le discriminan en Tinder. En sus palabras “cuando estoy en la app y digo que tengo 69 años no recibo ni una respuesta. Cuando tengo 49, con la cara que tengo, voy a estar en una posición genial”. Para reforzar su caso, dice que sus huesos han crecido aproximadamente la mitad de un nanómetro milimétrico en los últimos dos años.

Discriminación: En la primera vista, los jueces le preguntaron por qué, simplemente, no mentía sobre su edad, pero a él no le vale mentir. Ratelband defiende que su sentimiento es tan legítimo como el de las personas transgénero. Ello y el hecho de que los tribunales no hayan desestimado inicialmente el caso, ha hecho que la noticia se comparta en todo el mundo.

Se abrió la caja de la identidad: a la lucha transgénero, con siglos de historia, le han salido en los últimos tiempos algunos extraños compañeros de carrera por el reconocimiento de las identidades diversas. El caso de la joven noruega que se creía gato es la visibilización de un movimiento de redes sociales conocido como otherkin, personas que no se sienten humanas y que normalmente creen ser animales o personajes mitológicos. Rachel Dolezal, la mujer blanca que se hizo pasar por negra, podría haber sido un caso de transetnia. El primer hombre que se considera a sí mismo un Ciborg ya tiene reconocimiento oficial.

Transableism es la gente que se identifica con una diversidad funcional distinta a la que manifiestan sus cuerpos. Transfatism, lo mismo pero sobre el peso corporal.

Soy una taza, una tetera: abrir el esquema mental a esta variedad de identidades también ha provocado una oleada de mofas y trolleos. Si yo quiero, si yo lo decido, ¿por qué no puedo ser un camión o un murciano? Un ejemplo de muchos: con la polémica del Gaming Ladies, evento exclusivo para mujeres, varios forococheros amenazaron con presentarse en el centro vestidas como mujer alegando que se sentían como tal. Expulsarlas, decían, sería ir en contra del respeto a su identidad.

El joven provocateur: sobre si los sentimientos de juventud de Emile Ratelband son legítimos o no, los holandeses tienen pocas dudas. En el currículum de este gurú del pensamiento positivo especializado en la neuroprogramación lingüística y ex budista están el haber dicho en una revista católica que Osama Bin Laden fue "un pensador ilustrado" cuya obra estaba "justificada", haber insultado públicamente a los homosexuales o haber llevado una batalla legal para llamar a sus hijos Rolls y Royce, entre otras.

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