La Guardia Civil se aloja en un crucero de Piolín así que ya es oficial, lo de Cataluña no es serio

La Guardia Civil se aloja en un crucero de Piolín así que ya es oficial, lo de Cataluña no es serio
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Lejos de las dramáticas consecuencias de conflicto abierto en Cataluña, posiblemente la crisis constitucional más grave que ha atravesado la democracia española desde su nacimiento, hay espacio para la chanza y el surrealismo. Un espacio proporcionado habitualmente por los protagonistas de la crisis de la forma más hispana posible: el humor involuntario.

Resulta que el Ministerio de Interior ha fletado varios cruceros para alojar al reforzado dispositivo policial para impedir el referéndum del 1 de octubre. Dado que los cuarteles están abarrotados y que el gobierno ha reforzado a la Guardia Civil y a la Policía Nacional con 1.000 agentes, Interior optó por alquilar barcos turísticos para que durmieran allí durante las dos próximas semanas. Hasta ahí, más o menos normal.

Lo divertido llega cuando España entera ha descubierto que uno de los barcos... Es un crucero temático dedicado a Piolín y a los Looney Tunes, que se llama Moby Dada y que tiene serigrafiados a gigantescos personajes de las series animadas como el Gato Silvestre, el Diablo de Tasmania y el propio Piolín. El punto cómico del asunto no se le ha escapado a nadie y, lógicamente, ha comenzado el despiporre.

Que si el procés se ha convertido en un viral promocional de Warner Bros, que si queremos conocer al héroe que probablemente se haya llevado alguna comisión por contratar al barco ya popularmente conocido como "Piolín", que si no estábamos preparados para una invasión made in siglo XXI con patrullas de Looney Tunes, que si se esperan refuerzos de Playmobil, y que sí mira tú los nuevos uniformes de la secreta.

Además de la exterior, el crucero cuenta con amplia decoración interna dedicada al público infantil. Los restaurantes y bares están tematizados en torno a las caras gigantescas del Pato Lucas y de Bugs Bunny, hay un montón de piscinas de bolas en la que los alegres antidisturbios podrán divertirse en sus ratos de ocio (esperemos que muchos) y todos los rincones del crucero tienen algún guiño a los atolondrados dibujos animados.

"Piolín" se ha convertido en Trending Topic automático esta mañana y los memes han aflorado por doquier. Y el asunto tiene miga más allá del compadreo.

Primero, por la posición de los estibadores catalanes y las decisiones de la consejería de la Generalitat. Se han negado a operar el barco Rhapsody también atracado en el puerto de Barcelona, y en un principio el Govern optó por negar los permisos de amarre al crucero, fletado en Génova y bajo bandera italiana. Un nuevo conflicto de legitimidades y esferas de poder escenificado frente a los Looney Tunes.

Moby Dick
(Portuarios CNT)

Los propios estibadores se han pasado la noche pitando desde el exterior de los barcos para interrumpir el descanso de los agentes.

Segundo, porque la decisión del gobierno ha despertado cierta polémica incluso dentro de los cuerpos. Los 1.000 refuerzos provienen tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil, y su convocatoria preventiva busca frenar la convocatoria del 1 de octubre, suspendida por el Tribunal Constitucional por no atenerse a la legalidad vigente. Una gran parte de los agentes pertenecen a los cuerpos de antidisturbios, lo que ha sumado tensión a la noticia.

Además, la absoluta gravedad de los hechos interpretados por el gobierno central ha provocado que los agentes se queden sin vacaciones, permisos, licencias, jornada y horarios del personal desde el pasado miércoles hasta el próximo cinco de octubre.

Por si no fuera suficiente, las condiciones internas del crucero dejan algo que desear. Por Twitter han circulado vídeos de agentes de la Policía Nacional mostrando las condiciones de los camarotes, más bien escasas. Al parecer, cada camarote ha de ser compartido por cuatro miembros del cuerpo, y por si no fuera suficiente las habitaciones aparentan tener un espacio reducido (incluso para una sola persona).

Tan grave y serio asunto, sin embargo, ha quedado retratado de un modo muy español: envuelto en una pátina de dibujos animados, comedia accidental y choteo generalizado del personal, a cuya reacción general a lo de Cataluña sólo cabe añadirle un "esto no es serio". Porque sí lo es, pero lo ponen muy difícil para que nos lo tomemos como tal. ¿Verdad, Julian?

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